Durante los últimos meses, numerosas cadenas de WhatsApp y publicaciones en Facebook y Twitter han recomendado consumir dióxido de cloro para eliminar el COVID-19 del organismo de quienes lo padecen.

La Organización Mundial de la Salud ha señalado que aún no existe ningún tratamiento, vacuna o medicamento que ayude a prevenir el COVID-19.

Además, el portal Maldita Ciencia señala que el dióxido de cloro no se encuentra entre los distintos fármacos o tratamientos que se están investigando.

Asimismo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) señaló que “no recomienda utilizar productos a base de dióxido de cloro o clorito de sodio por vía oral o parenteral en pacientes con sospecha o diagnóstico de COVID-19, ni en ningún otro caso, porque no hay evidencia sobre su eficacia y la ingesta o inhalación de estos productos podría ocasionar graves efectos adversos”.

Por otro lado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios llevan advirtiendo desde el 2010 que beber cualquiera de los productos relacionados con el dióxido de cloro puede causar náuseas, vómitos, diarrea y deshidratación grave.

Cabe señalar que la Dirección General de Medicamentos (Digemid) indicó que la comercialización y promoción de este producto para el consumo humano es ilegal en el Perú. Esa disposición sigue los lineamientos de agencias reguladoras internacionales como la FDA.

¿Qué es el dióxido de cloro?

El producto comercializado como CDS (chlorine dioxide solution) o Solución Mineral Milagrosa es producto de la combinación de clorito sódico y ácido clorhídrico.

Diversos estudios han verificado que, en concentraciones bajas, puede emplearse como desinfectante de agua, verduras y superficies ya que ayuda a eliminar virus y bacterias, al igual que otros productos como la lejía común.

¿Qué pasa si consumo dióxido de cloro?

Las investigaciones aseguran que el dióxido de cloro puede ser empleado como desinfectante, por ende, no es dañino en humanos en las concentraciones indicadas.

La química Brenda D’Acunha explica en el artículo “Desmintiendo el dióxido de cloro: Recursos contra la pseudociencia” que, el agua desinfectada con este componente puede ser consumida sin que suponga la irritación de la garganta y, tras llegar al estómago, se degrada en otros compuestos no tóxicos. Es decir, el compuesto es expulsado del cuerpo sin repercusiones negativas o positivas.

Sin embargo, D’Acunha expone que el dióxido de cloro no puede ser empleado como antiviral ya que, al ingresar al cuerpo, no diferencia a los virus de las células y tejidos, atacando por igual ambos.

Cuando una persona lo consume en cantidades superiores a las usadas para desinfectar el agua, puede generar insuficiencia renal, hepática y arritmia cardíaca.

Asimismo, el portal Salud con Lupa señala que el consumo de dióxido de cloro puede convertir la hemoglobina en metahemoglobina, esta última es “incapaz de transportar el oxígeno en la sangre y, en consecuencia, de liberarlo de manera efectiva en los tejidos del cuerpo, por lo cual impide la oxigenación del organismo”.

El mismo portal indica que, según estudios recientes, solo es necesario un 5% de metahemoglobina en la sangre para inducir problemas respiratorios, poniendo en riesgo la vida de la persona.

Toda la información científica recopilada indica que el dióxido de cloro puede ser usado como desinfectante en cantidades bajas sin riesgo para la salud. Sin embargo, este no tiene ninguna eficacia como medicamento e inclusive puede resultar peligroso.

¿Científicos avalan su uso como medicamento?

Son distintas las “evidencias” que se comparten en redes sociales para respaldar la utilidad del dióxido de cloro.

Una de ellas es el testimonio del científico Andreas Kalcker, un reconocido activista anti-vacunas.

Kalcker indica haber estudiado Biofísica Natural y Medicina Alternativa de la Open University of Advanced Sciences y ser doctor en Psicobionergía, la que no es una especialidad médica ni científica.

Ojo Público señala que posee tres patentes internacionales sobre «el tema de la hipoxia, la inflamación, la infección y la sepsis». El medio añade que las patentes no equivalen a estudios médicos ni científicos.

El portal de investigación también aborda el supuesto trabajo de investigación emprendido para evaluar la efectividad del dióxido de cloro al combatir el COVID-19. El medio explica que en la plataforma de la Biblioteca Nacional de Medicina de EEUU se anuncia una investigación de la que es parte Kalcker.

No obstante, esto no equivale a ninguna evidencia. El estudio solo contempla a 20 participantes y aún no cuenta con resultados. Esto, a pesar de que su finalización se programó para el 1 de junio de este año. Además, la plataforma web anuncia que la validez científica solo es responsabilidad de los patrocinadores e investigadores.

Es importante señalar que, durante el año 2012, Andreas Kalcker fue detenido por la Guardia Civil en Ibiza, España, por atentar contra la salud pública al realizar una charla alentando el consumo de dióxido de cloro.

Otra de las supuestas pruebas es un artículo publicado en la revista ‘GSC Biological and Pharmaceutical Sciences’. Enno Freye, profesor, en ese entonces, de la Heinrich Heine University en Düsseldorf, es autor del escrito. En este estudio, se sostenía que una mezcla de compuestos, entre ellos el dióxido de cloro, curaría la malaria.

La comunidad científica y la revista que lo publicó desmintió este artículo y lo considera un fraude, ya que no contó con un grupo de control, carecía de citaciones y contaba con datos fabricados o manipulados. Luego de este escándalo, Freye fue despedido como profesor del centro de estudios donde trabajaba.

¿Y sobre las supuestas pruebas clínicas realizadas en Uganda?

También se ha popularizado un vídeo sobre supuestas pruebas clínicas realizadas en Uganda. Según el estudio, un 100% de pacientes se recuperaron de malaria tras consumir por dos días dióxido de cloro.

Esta información ha sido corroborada por científicos independientes.

La química Brenda D’Acunha resume los artículos realizados por los especialistas sobre el vídeo y concluye que existe una malinterpretación de los resultados e incongruencias. Además, resalta que el supuesto estudio solo ha sido publicado en YouTube, más no en ninguna revista científica.

También es importante señalar que los investigadores involucrados en el experimento han negado la efectividad del compuesto.

¿Qué pasa con las personas que afirman haberse curado del COVID-19 habiendo consumido dióxido de cloro?

Ojo Público señala que un estudio publicado en la revista médica internacional Jama Network refiere que un 80% de los contagiados por COVID-19, se recuperan sin ningún tratamiento de por medio. Mientras que un 15% requiere de cuidados médicos y solo un 5% necesita de un trato especializado.

Esto implica que existen muchas posibilidades de recuperarse sin tomar nada. Así lo explica el investigador Giménez Font al portal de investigación peruano: “La mayoría de la gente se cura sin tomar nada. Por lo tanto, no puedes afirmar que un medicamento actúa, si no puedes distinguir [su efecto de la] autocuración”.

¿Existe una conspiración de las farmacéuticas?

Finalmente, los defensores del dióxido de cloro , entre los que se encuentran figuras públicas como Miguel Bosé, aseguran que las farmacéuticas pretenden engañarnos. Insisten en que “no les conviene que se sepamos la verdad”.

Sin embargo, tal como comenta Brenda D’Acunha, no solo las grandes empresas están a cargo de estudios científicos. Diversas universidades alrededor del mundo también realizan trabajo de investigación y, a pesar de ello, no existe evidencia que respalde el uso del dióxido de cloro como medicamento.

Cabe señalar que el dióxido de cloro también es un negocio que mueve mucho dinero alrededor del mundo.

Por ello, también sería válido cuestionarnos: ¿quién se ve beneficiado de popularizar este producto cuando existe evidencia científica que desmiente su efectividad?

Luego del análisis realizado en esta nota, se concluye que la afirmación de que el dióxido de cloro cura el COVID-19 es falsa.